- Asimetría de la lesión.
- Bordes irregulares.
- Color negro, marrón o colores típicos presentes en una ulcera.
- Diámetro.
- Evolución de la lesión.
En ocasiones y en un primer momento, este tipo de tumor puede ser mal diagnosticado o confundido con otras patologías. Particularmente, estoy convencido de la importancia de tener en nuestro trabajo diario un dermatólogo de referencia ya que cuanto antes interactuemos, más favorable será el tratamiento.
Otros tipos de tumores secundarios o metastásicos en el pie son los tumores óseos. Las metástasis óseas se desarrollan por migración de émbolos de células malignas procedentes del tumor primario a través de los vasos linfáticos y sanguíneos. Un síntoma muy frecuente es el dolor en fases iniciales. Es un dolor agudo, constante, no cede en reposo y no disminuye con el tratamiento de analgésicos comunes. En ocasiones, los tumores metastásicos no provocan dolor y son diagnosticados a raíz de fracturas espontáneas, inflamaciones locales, pérdida de peso, anorexia, fiebre, etc. Las metástasis óseas suelen aparecer estadísticamente en individuos de más de 40 años. Sin embargo, el melanoma primario, tiene una franja amplia de incidencia en individuos de 40 a 50 años.
La metástasis en el pie puede ser diagnosticada con anterioridad, posterioridad o al mismo tiempo que el diagnóstico de un tumor primario. Suele iniciarse en la mayoría de casos con la invasión del tejido óseo y, posteriormente, del tejido cutáneo.
Hoy quiero compartir con vosotros, uno de los casos de metástasis acral que me he encontrado a lo largo de mi carrera profesional. He seleccionado este caso por el compendio de características que reúne en sí la lesión (color, aspecto, textura, etc.) Se trata de una paciente octogenaria afectada de un tumor primario en el colon con metástasis hepática y acral. Este caso lo recuerdo muy especialmente debido a la agresividad y rápida evolución de la patología.