Una ampolla es un mecanismo de protección de la piel mediante la formación de una elevación cutánea palpable y circunscrita que alberga suero y líquido linfático. El desprendimiento o elevación de la piel siempre es a nivel epidérmico.
La diferencia entre ampollas o flictenas es el diámetro de la lesión, siendo las ampollas superiores a 0’5 centímetros e inferiores las flictenas.
Las causas son múltiples:
1) Por fricción: Es la más frecuente y es debida al mal uso de calzado o simplemente por ser nuevos, también por caminatas largas. Las temperaturas extremas (tanto calor como frío) y la humedad, favorecen la aparición de ampollas.
2) Quemaduras solares importantes.
3)Quemaduras químicas, sobretodo por productos ácidos.
4)Dermatitis de contacto y eccema.
5) Reacciones alérgicas.
6)Algunas infecciones víricas como el herpes o la varicela.
7) Por congelación.
Los síntomas de las ampollas cursan con enrojecimiento y dolor de la superficie cutánea donde se están formando, levantamiento o despegue de la capa externa de la piel y un ablandamiento de esta debido al líquido contenido en el interior.
Las ampollas rojizas denotan que con la fricción ha habido una rotura de algún vaso sanguíneo cercano a la superficie cutánea mezclando la sangre con la linfa. El color amarillento o verdoso nos indicará la posibilidad de infección y por lo tanto de pus en el interior de la ampolla.
Es recomendable visitar al podologo siempre que existan ampollas donde aparecen señales de infección o el perjudicado sea un paciente con enfermedades de riesgo.
El tratamiento de las ampollas suele necesitar una serie de cuidados, si bien en flictenas pequeñas curan por sí solas.
Siempre que se realiza un cuidado del pie, lo primero que debemos hacer es lavarnos las manos con agua y jabón así como desinfectar la ampolla con yodo. Con una aguja estéril o un pequeño bisturí perforaremos la ampolla para drenar el líquido contenido sin recortar la piel ya que esta nos hará de apósito fisiológico. una vez drenada la ampolla, volveremos a desinfectar la piel y aplicaremos una crema antibiótica en caso de que sea necesario. en función del tamaño y localización de la ampolla podemos proteger la lesión con una gasa o dejarla al aire libre para que se cure más rápidamente.
En conclusión, el uso de un calzado cómodo, amplio, flexible y sin costuras en zonas prominentes del pie ayudaran a reducir el riesgo de estas lesiones molestas.
También será importante el uso de calcetines finos transpirables y de la talla adecuada para evitar arrugas. No se recomienda el uso de calcetines de algodón por la alta absorción del sudor que tienen y que provocan fricción contra la piel. Para los deportistas que practican running está indicado el uso de cremas antirozaduras.