Definimos pie reumático al pie afecto en múltiples articulaciones por enfermedades inflamatorias o reumáticas. Los síntomas más comunes que presenta el pie reumático son dolor, rigidez, deformidad y entumecimiento.
Las patologías reumáticas más frecuentes son: la artritis reumatoide, la artrosis y la artropatía psoriática.
• La artritis reumatoide es una enfermedad sistémica e inflamatoria del tejido correctivo. Se considera una enfermedad autoinmune porque el mismo organismo ataca al tejido articular. Afecta simétricamente a varias articulaciones, es crónica y tiende al anquilosamiento articular.
• La artrosis es una patología degenerativa del cartílago articular. En esta enfermedad tenemos un margen preventivo importante, actuando así sobre la causa de la artrosis.
• La artropatía psoriática es una poliartritis crónica y de afectación articular asimétrica. En muchos casos aparece previamente psoriasis a nivel cutáneo. La afectación de los pies y manos es muy frecuente y suele ser un signo de aviso en fases iniciales de la enfermedad reumática que acaba afectando al total de pacientes en pocos años. Debido a ello, es aconsejable realizar una radiografía de los pies ante la sospecha de una enfermedad reumática para obtener un diagnóstico precoz. La deformación ósea progresiva es consecuencia de la carga que sostiene el pie (tengamos presente que son huesos pequeños y debilitados).
Las modificaciones a las que se expone el pie a lo largo de la enfermedad son muy diversas. A nivel de antepié existe una gran variación de deformidades estrechamente ligadas a calzados, estructura ósea, etc. Las más frecuentes son las deformaciones del antepié en ráfaga, triangular e inespecíficas (sin patrón definido). La articulación mediotarsiana suele deformarse provocando un aplastamiento del arco longitudinal del pie (pie plano). La deformación de la articulación subastragalina provoca una desviación varo o valgo de la parte posterior o talar del pie. Se trata con plantillas estabilizadoras de mayor o menor densidad dependiendo del grado de la enfermedad. La afectación reumática del tobillo limita el rango de movimiento y produce una tumefacción difusa de éste. Se puede anquilosar restando dorsiflexión a la articulación del tobillo y mermando dinámicamente el apoyo del pie. Como consecuencia, afectará a toda la cadena articular (rodilla, cadera y columna).
Usamos como tratamiento en fases iniciales las plantillas y el calzado ortopédico, en casos más severos confeccionamos (ankle foot ortosis) y, en los más graves, debemos considerar el tratamiento quirúrgico.