La esclerosis tuberosa o síndrome de Bourneville Pringle es una enfermedad autosómica dominante y multisistémica provocada por tumores benignos (hamartomas) en órganos tales como la retina, el corazón, los pulmones y los riñones. Esta enfermedad está incluida en causas hereditarias así como de aparición espontánea.
Puede afectar a cerebro y la médula espinal siendo las tumoraciones benignas o no cancerosas aunque en tumores localizados en cerebro y riñón, están descritos casos en que pueden malignizar.
La sintomatología cutánea comprende zonas con piel blanca (máculas hipomelánicas), piel gruesa, fibromas ungueales o periungueales no traumáticos, tumores no cancerosos y angiofibromas faciales. En el plano cerebral pueden presentarse crisis epilépticas debido a las tuberosidades corticales, hidrocefalia por crecimiento de células gigantes, discapacidad intelectual y transtornos de la conducta.
En algunos casos, la esclerosis tuberosa se manifiesta en el nacimiento mediante espasmos o manchas hipocrómicas, durante el crecimiento con angiofibromas faciales y epilepsia así como en edad adulta por medio de una alteración visceral.
En el pie suelen aparecer fibromas ungueales que son tumores carnosos alrededor o debajo de las uñas.
Los exámenes de esta enfermedad comprenden analíticas de los genes TSC1 y TSC2 (responsables mayoritarios de la enfermedad), tomografía computerizada y resonancia magnética de la cabeza así como ecografía del riñón. Mediante estas pruebas se pueden controlar signos tan comunes como depósitos de calcio, “tuberosidades” benignas y tumores en el cerebro, tumores en la lengua, encías y tumores en el riñón del tipo angiomiolipoma por excelencia.
Los tumores que aparecen el corazón suelen ser del tipo rabdomioma y pueden provocar aritmias e insuficiencia cardiaca.
El pronóstico de la esclerosis tuberosa depende del grado de severidad con que se manifieste esta enfermedad.
Los tratamientos de la esclerosis tuberosa están orientados a la sintomatología específica de cada paciente por lo que pueden ser:
- Quirúrgicos: resección de la tuberosidad cortical, implante de un estimulador vagal y callosotomía.
- Farmacológico: tratamientos antiepilépticos o de otro índole.
Dermatológicos: tratamientos como por ejemplo el láser CO2 para la eliminación de angiofibromas (con resultados poco exitosos).