El Eccema dishidrótico, también conocido como dishidrosis o pomfólix, es un eccema recidivante de carácter crónico que se presenta en forma de vesículas de diferentes tamaños en manos y pies. El Eccema Dishidrótico no es una patología contagiosa y aparece formando grupos de vesículas con contenido transparente o serohemático. Su causa es desconocida, aunque se le asocia con alguna alteración inmunológica de la piel surgiendo los brotes de Eccema Dishidrótico en momentos de estrés o tensión nerviosa. El Eccema Dishidrótico tiene una predisposición en pacientes con alergias múltiples, piel sensible o eccema atópico.
El Eccema Dishidrótico produce pequeñas vesículas en los laterales de los dedos y plantas del pie junto a una sensación de dolor prurito y quemazón. Tras la desaparición de las vesículas, la piel afecta se descama hasta su regeneración completa.
Si el Eccema Dishidrótico cursa con vesículas de intensidad leve o moderada provocan descamación de la piel y si las vesículas son grandes, pueden evolucionar a erosiones y fisuras. Hay pacientes con una apariencia vesicular mientras que otros, presentan una aparición más descamativa en aparición de fisuras.
Si el Eccema Dishidrótico se infecta por bacterias puede llegar a implicarse el cuadro clínico mediante el desarrollo de vesículas eritematosas y pústulas. Las ganas intensas de rascar la lesión favorecen el riesgo de infección.
Puede existir engrosamiento de la piel cuando las vesículas reaparecen de forma erosiva.
Las vesículas del Eccema Dishidrótico desaparecen aproximadamente en el plazo de 2 o 3 semanas siendo más rápida la curación mediante el tratamiento farmacológico adecuado. A nivel tópico, se drenan las ampollas más grandes y se aplica crema antibiótica. Las compresas húmedas o frías alivian la sintomatología.
Los tratamientos de elección frente el Eccema Dishidrótico son:
1.- La aplicación de la solución de permanganato de potasio.
2.- Crema tópica de esteroides con el fin de mejorar la descamación y eliminar la irritación.
3.- Bálsamo de óxido de Zinc.
4.- Hidratación de la piel para paliar la sequedad de la piel o posibles grietas o fisuras.
5.- Antihistamínicos según el grado de prurito.
En casos graves, los tratamientos farmacológicos pueden ser más agresivos mediante la aplicación de la ciclosporina, los retinoides i el metotrexato.