El heloma plantar, conocido vulgarmente como “clavo”, es una hiperqueratosis focalizada que afecta a la capa más profunda de la epidermis como consecuencia de la presión ejercida en la piel por un punto óseo o un agente externo en la misma dirección y de sentido opuesto.
En ocasiones, la alteración del estrato basal y de las crestas epidérmicas hace recidivar el heloma en el tiempo aunque se elimine la presión ejercida sobre la epidermis.
El heloma se produce por hiperpresión de la piel entre dos planos o superficies duras. Bien sea por presión entre un hueso del pie contra un agente externo como por ejemplo el calzado o el suelo o bien sea la presión ejercida en la piel por dos superficies óseas (por ejemplo el heloma interdigital que aparece entre medio de dos dedos). Esta presión produce una isquemia o falta de riego sanguíneo en la epidermis producido por la aparición de queratina desde la capa basal hasta la córnea por un proceso de queratinización de los queratinocitos. Esto da lugar a que la localización de los helomas sea muy diversa. Pueden aparecer en la planta del pie, entre medio de los dedos, en el dorso de los dedos o en el contorno de la lámina ungueal.
Clínicamente, los helomas aparecen recubiertos de una callosidad con una textura dura y dolorosa a la presión directa sobre el heloma a diferencia de las durezas simples o callos que son más superficiales e indoloros. Presentan una coloración beige oscura y una superficie circularmente delimitada. Al deslaminar la hiperqueratosis observamos una estructura queratínica de forma cónica siendo la base del cono la zona más superficial de la piel y el ápice del cono la zona más profunda de la epidermis. Ello se debe a que la presión es concéntrica y se produce desde la superficie cutánea hacia el interior de la epidermis. Por ese motivo los helomas no tienen raíz, ya que al ser lesiones por presión o fricción se reproducen siempre que se repite la misma circunstancia.
La prevención de la aparición de los helomas debe valorar básicamente:
- El calzado. Las suelas finas o poco flexibles favorecen la aparición de los helomas. Los calzados anatómicos, anchos y sin excesivas costuras así como talones fisiológicos reducen la aparición del heloma.
- El análisis de la pisada. Encaminado a detectar posibles anomalías de la deambulación que puedan provocar presiones inadecuadas.
- La morfología del pie y sus alteraciones (juanetes, dedos en garra, insuficiencias metatarsales, etc). Es importante el análisis podológico de las posibles deformidades del pie las cuales pueden ocasionar fricción y presión con los calzados. Esta valoración nos ayudará a la elección del tratamiento más correcto (ortesis de silicona, plantillas o cirugía).
El tratamiento del heloma es diverso siendo la quiropodia el tratamiento más inmediato y con excelentes resultados sintomáticos a corto plazo.
Se trata de la deslaminación de la capa córnea con bisturí mediante la enucleación total de la capa queratínica. Según las causas que provocan el heloma, la reaparición en el tiempo será más o menos frecuente.
En los casos que el heloma reaparece con frecuencia o intensidad, tenemos la opción de tratamientos conservadores para reducir las presiones que provocan dicha lesión. Estos tratamientos pueden tratarse con plantillas personalizadas en el caso de helomas plantares o bien, ortesis digitales de silicona en el caso de helomas a nivel digital.
Cuando los tratamientos conservadores fracasan, puede plantearse como tratamiento resolutivo la cirugía. En el caso de helomas interdigitales se elimina la exóstosis o prominencia ósea causante y en los helomas dorsales, la cirugía va orientada a la corrección de una alineación incorrecta del dedo (garra, martillo, etc) como causa de la fricción de este con el calzado.
Es posible la intervención quirúrgica de helomas plantares. En dicho caso ha de valorarse en profundidad su necesidad ya que puede inducir a efectos secundarios no deseados.