El eritema pernio o comúnmente conocido como sabañón, es una tumefacción circunscrita que aparece en las zonas acrales o distales de manos y pies, aunque también pueden localizarse en otras zonas corporales como por ejemplo la nariz o los pabellones auriculares. Surgen como consecuencia de la exposición a climas fríos y húmedos donde la vasoconstricción prolongada provoca inflamación e hipoxemia de las paredes vasculares.
Los sabañones se caracterizan por lesiones del tipo pápula, mácula o bien nódulos eritematovioláceos con presencia de edema pudiendo provocar ampollas o lesiones ulcerativas. Aparecen de forma única, múltiple, simétrica o bilateral. Afecta mayoritariamente a personas jóvenes sobretodo del sexo femenino y a personas con insuficiencia circulatoria. Los sabañones se manifiestan durante las primeras 24 horas a la exposición al frío.
Los sabañones pueden ser de origen idiopático o secundario a enfermedades sistémicas como el lupus eritematoso, hepatitis, artritis reumatoidea, fenómeno de Raynaud, neoplasias hematológicas, etc.
El mecanismo en el que se forma un eritema pernio es una vasoconstricción persistente de las arteriolas de la dermis profunda con dilatación de los vasos sanguíneos superficiales más pequeños en contra de la reacción habitual al frío donde la vasoconstricción de las arterias profundas se acompaña de una vasodilatación de las mismas con el fin de mantener la perfusión.
La sintomatología comienza con una sensación de quemazón y hormigueo dando paso a picor o prurito importante. Es recomendable no frotar la zona afecta ya que eso puede irritar más acentuando los síntomas del sabañón.
El diagnóstico es básicamente clínico, siendo su pronóstico benigno. Los sabañones son transitorios y autolimitados aunque pueden provocar dolor y prurito durante el plazo máximo de dos semanas.
La prevención es básica mediante medidas físicas como el uso de ropa adecuada y más en individuos propensos a padecer sabañones. El tipo de ropa debe mantener la temperatura corporal y no ser muy ajustada. De hecho, la calefacción y el uso de materiales aislantes han disminuido la aparición de sabañones. También se ha observado una relación con los individuos sedentarios.
Se recomienda ante la aparición de sabañones limpiar y secar bien la piel, así como calentarla sin el uso de un foco demasiado directo ni muy bruscamente.
El tratamiento de elección es el nifedipino para reducir la duración, dolor y prurito de los sabañones.
Otros tratamientos alternativos frente a los sabañones son los vasodilatadores tópicos como preparados con nitroglicerina, heparina o corticoides en crema aunque su eficacia no está del todo refrendada. En casos severos se pueden administrar vasodilatadores por vía oral junto al ácido acetilsalicílico como antiagregante plaquetario.